Parece una ficción pero es la terrible realidad. Por segunda vez en su mandato se le inundó literalmente toda la oficina de cómputos de la municipalidad. Las primeras versiones indican que la razón es la misma que en la otra ocasión: una fuerte lluvia ocasionó que se desplome el techo quedando los equipos (computadoras) literalmente bajo el agua.

Parece una joda de Tinelli pero es la realidad: dos veces con la misma piedra, dos veces la misma terrible situación que dejó al municipio sin operatividad: no se pudo cobrar (no andaban las cajas), no anda ningún sistema en todo el palacio e inclusive otras dependencias que utilizan la conexión de la municipalidad.

¿Quién tiene la culpa? ¿Quién hizo la obra luego de la primer inundación para que no volviera a pasar?

La soberbia, rasgo característico de la gestión, se les vuelve en contra, y parece que al final tan clara no la tenían.