El flagelo de la inseguridad en sus dos caras: la del daño vandálico y la de la explotación laboral. Lobería muestra con los silos rotos y los esclavos dos caras de una misma realidad.

Repudiable el hecho que silos bolsa se hayan roto adrede con el solo fin de dañar la cosecha de un vecino ruralista en Lobería. La preocupación en ruralistas locales no se hizo esperar ante la rotura de silos; y como para no estarlo, realmente un daño sinsentido que sólo perjudica a quién trabajó.

Repudiable el hecho de encontrar 21 trabajadores explotados en Lobería en condiciones infrahumanas, tal como se puede ver en las fotos entregadas por la Policía Federal, encargada del operativo en la localidad lindante.

Productores agropecuarios enrolados en las “instituciones del campo” manifiestan un grave delito que tendría “una organización” detrás, aunque no dicen ni quiénes ni cómo ni cuándo, y se encargaron también de remarcar el carácter “político” del robo, aunque no especificaron el porqué. Quizá ahora estén de acuerdo con la frase ricotera “Todo preso es político”. Una agitación de fantasmas que dan cuenta de lo añejo de su discurso.

Hay que repudiar todo: los actos vandálicos, como también al trabajo esclavo.